Como personas somos diferentes en nuestras creencias, nuestra forma de pensar, nuestra personalidad, nuestras prioridades. Como padres nos pasa lo mismo. Es la naturaleza humana.
Lo malo es cuando esto interfiere en la educación de los hijos, sobre todo si papa y mama tienen diferente forma de pensar, diferente personalidad, diferentes creencias, diferentes prioridades… y no nos ponemos de acuerdo a la hora de marcar pautas educativas para los niños.
Estamos hablando de la fisura educativa. Para educar nos hemos de poner de acuerdo si o si. Haremos que los niños se sientan más seguros y evitaremos problemas de comportamiento. Sobre todo cuando padre y madre tienen dos estilos educativos diferentes, el niño entrará por la fisura como el agua por una grieta en un edificio. Pudiendo llegar a deteriorarlo de tal forma que hasta se podría caer.
Y ojo a la hora de poner normas, el autoritario las pone y el permisivo da más rienda suelta. Claro la relación del permisivo con su hijo es mejor. Pero cuando lo que pide no se le puede conceder y el permisivo le dice que no… Acaba de abrir la caja de Pandora.