– No se ha de criticar a ningún miembro de la familia, ni la forma de actuar de este, delante de los niños.
– Respetar y aceptar las costumbres de la casa donde se vaya aunque no sean las mismas que en se tengan en la vuestra. No pasa nada porque los niños se salten alguna norma de las que tienen en casa.
– No se ha de sobrevalorar la familia de uno y menospreciar otras. Esto confunde a los niños y les hace pensar que lo suyo es lo mejor. Han de aprender a valorar las diferencias y no compararlas.
– No entrar en el reto de las comparaciones de los hijos de uno mismo con los de los otros. Cada uno es diferente y único. Si los padres los comparan por notas, habilidades deportivas o cualquier otra cosa, es muy probable que entren en conflicto con los otros niños.
– Evitar discusiones con otros miembros de la familia en presencia de los hijos. El diálogo y una buena ración de respeto son las mejores herramientas para solucionar las diferencias.
– En el caso de que tengamos un conflicto con algún miembro de la familia, una reunión familiar no es el mejor momento para sacarlo a la luz. Es mejor intentar solucionarlo en otra ocasión y sin los niños delante.
– Los conflictos de pareja se deben de solucionar siempre sin la presencia de los niños. Sobre todo, esto se ha de tener más presente, en periodos vacacionales que se suele pasar más tiempo juntos, y estos conflictos suelen aflorar con más frecuencia.
– Respetar la relación que tiene el cónyuge con su familia. Si se interviene, se puede entrar en discusiones y sobre todo no intentar hacer partícipes a los niños haciendo que se posicionen a favor de la familia de su padre o de su madre.
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