– Hablar con naturalidad siempre de estos temas y adaptar el lenguaje a la edad de los niños. No sentirse avergonzado.
– Hay que llamar a las cosas por su nombre. Usar los nombres pene y vagina es mejor que usar palabras como titi y chuchi.
– No rehusar hablar cuando el niño te pregunte sobre algún tema relacionado con sexualidad. Creerá que es tabú y no lo volverá a preguntar.
– Si el niño o niña hace alguna pregunta, sea cual sea, no se le ha de reprochar o reñir con frases como.. ¿Quien te ha dicho eso? ¡Eso es de marranos! Es mejor contestarle con un tono suave. Esto ayudará a que os siga preguntando.
– Desde el comienzo de la pubertad, entre los 10 y los 11 años en adelante, no se le ha de llevar la contraria en sus creencias. Es más importante lo que les digan sus amigos o lo que han buscado en internet. Como padres se le ha de explicar y darle razones para que quiera escuchar.
– En la adolescencia el discurso no ha de ser prohibir. Se ha de explicar, entender y decir cual es la posición de los padres. Pero sobre todo el mensaje ha de ser: Si tomas la decisión sobre todo que sea voluntaria, tienes que estar seguro o segura y toma medidas de seguridad.
– El preservativo es el método anticonceptivo que además de prevenir embarazos, ayuda a evitar enfermedades de transmisión sexual. Así que aunque haya otros métodos a estas edades es recomendable este, ya que las parejas todavía no tienen una estabilidad ni duración adecuadas.
– Si el hijo o hija os dice que ha tenido relaciones sexuales, no le reprendáis ni montéis en cólera. Si lo hacéis se sentirá mal, si hay algún problema no lo contará y por eso no va a dejar de hacerlo. Lo que necesita es ayuda y comprensión. Decirle lo que opináis y lo que ha de hacer si vuelve a tenerlas. Sobre todo que lo haga porque quiere y no se sientan forzado o forzada.