Los errores que los padres y madres cometemos más a menudo y que no favorecen el cumplimiento de los deberes de los hijos son:
– Decirle a nuestros hijos que la casa donde viven es suya.
– Decirles que cuando cumplan 18 años podrán hacer lo que quieran.
– Dejarles manejar el mando de la tele siempre, sin que podamos usarlo nosotros.
– Recogerles siempre los juguetes, su ropa, la mesa, la habitación donde duermen, limpiar lo que ensucian.
– No poner horarios claros de entrada y salida.
– Dar un juego de llaves de la casa sin antes haberles enseñado a ser responsables.
– Hacerles creer que pueden hacer todo aquello que les dé la gana sin que haya ninguna consecuencia.
– Hacerles creer o dejar que se crean el centro del universo.
Etc.
Si queremos que puedan disfrutar de los derechos sin que se eximan de cumplir sus deberes, deberemos:
– Explicar muy bien, desde muy pequeños a nuestros hijos cuales son sus deberes y qué ocurrirá si no cumplen con ellos.
– Para nada decir que cuando sean mayores de 18 harán lo que quieran, es mentira, cuando cumples 18 años es cuando aún más tienes es la obligación de cumplir ciertas normas para seguir gozando de ciertas comodidades ¿o es que muchas y muchos de los que leéis este post y sois mayores de edad vais por ahí haciendo lo que os da la gana? ¿verdad que no? Aunque a veces os apetezca y mucho!!
– Educar conlleva frustrarse, al igual que madurar significa darse cuenta de que, la mayoría de las veces, las cosas no son como uno quiere y hacer según que cosas o tener según que comportamientos conlleva consecuencias y algunas de estas consecuencias no son agradables. Por lo tanto deberemos educar a nuestros hijos en ese principio de realidad y es bueno para ellos oír la palabra NO, de vez en cuando.
– Hacerles entender que, aunque les queramos mucho, eso no significa que pueden hacer todo lo que les venga en gana y hay que hacerles entender que el hogar donde viven tiene unas normas de obligado cumplimiento, unos límites negociables, si me aprietas, pero que sobre todo, es el lugar que nosotros los padres y madres les facilitamos para su bienestar, desarrollo y preparación para que el día de mañana ellos sean capaces de valerse por si mismos. No es una pensión, un hostal, un hotel, es un hogar donde todos participamos, cada uno, según sus posibilidades como bien especifica el Código Civil.
– Los castigos no sirven de nada, las explicaciones, marcar claramente unas normas, unos límites y las consecuencias del no cumplimiento hará que nuestros hijos se sientan más seguros, sabrán hasta donde pueden llegar, se las intentarán saltar, sobrepasarán los límites impuestos o negociados, pero asumirán las consecuencias.
Hay que enseñarles desde muy pequeños. La responsabilidad se educa, los valores también. Cuando se llega a cierta edad y la educación o el no tener claro sus derechos y deberes es la causa de, lamentablemente, que las cifras de las estadísticas relacionadas con la violencia filioparental en lugar de disminuir, vayan en aumento.