El mayor error que estamos cometiendo, en la educación de los hijos, es la excesiva protección. Esto hará que no sepan valerse por si mismos cuando tengan que resolver las dificultades que se les van a presentar. Además de responsabilizar a los padres de todo lo que no les vaya como ellos tienen previsto.
¿Que podemos hacer para que esto no ocurra? Aquí van algunos consejos.
Es bueno que haga actividades con otros niños. Apúntale a actividades socializadoras y deja que se junte con otros niños sin la presencia de los padres. Ha de adquirir habilidades sociales que le servirán para aprender a relacionarse correctamente.
No le has de conceder todos sus caprichos y peticiones. Si lo haces no entenderá la palabra no y no sospechará que las cosas hay que ganárselas con esfuerzo y sobre todo que no se puede tener todo lo que uno quiere.
No le resuelvas todos sus problemas, ha de aprender a solucionarlos por él mismo. Eso no quiere decir que no le hayas de ayudar, pero el que ha de pasar a la acción es tu hijo o hija.
No debes de estar siempre encima de él para comprobar su bienestar, ni le estés interrogando continuamente. Lo mejor es trabajar desde pequeño la comunicación. Si es fluida, cuando le ocurra algo te lo contará.
No le des siempre la razón cuando te llamen del colegio o te den cualquier aviso. En muchas ocasiones no la tendrá y si siempre se la das, no aprenderá a equivocarse y a asumir las responsabilidades de sus actos.
En función de su edad se le ha de poner responsabilidades como hacer su mochila, poner la mesa, recoger su ropa… Si se lo haces todo cuando crezca te lo exigirá y encima si te equivocas, la culpa será tuya.
Para cualquier faceta de su crecimiento ten en cuenta su edad. Tiene que madurar a su ritmo y sobre todo teniendo como referencia a sus iguales.
No le transmitas tus miedos, a los hijos se les ha de proteger, pero cuando los padres tienen miedo a que les pase algo, este se lo transmitimos a los hijos potenciando en ellos inseguridad.
Las emociones no se cortan hablando, has de dejar que se pasen. Si le sale algo mal y su reacción es llorar o enfadarse, no intentes solucionarle el problema para que no llore o no se enfade. Simplemente deja que se le pase la emoción y luego le ayudas a que se lo solucione él.