– Los hijos han de tener unas normas y responsabilidades claras y concisas. Hay algunas que se podrán negociar, pero otras no, lo han de tener claro los hijos y los padres. Ante el incumplimiento de alguna de estas, no se ha de reaccionar con gritos ni con castigos desmesurados. Lo mejor es tener unas consecuencias, que sabrán previamente al ponerles la norma, y mantenerse firme con la aplicación de estas.
– Las consecuencias no han de ser dolorosas, basta con que sean poco gratificantes y siempre las mismas ante situaciones iguales.
– Una buena comunicación con ellos, favorecerá entender el motivo por el cual han mentido y así no acusarlo sin argumentos. Es mejor que ellos sepan que preferimos la verdad y que ante cualquier situación, se ha de buscar una solución dialogada antes que mentir.
– No usar la mentira habitualmente, se ha de recordar que aprenden más con lo que hacen los padres, que con lo que les dicen. Si estos mienten, los hijos tienen la excusa perfecta.
– Darle confianza a los hijos y estar preparados para escuchar cosas que no van a gustar, ayudará a que los hijos hablen con los padres de las cosas que les ocurren, evitando mentir.
– Cuando son pequeños se ha de dejarles claro cuál es la diferencia entre mentira y verdad. No reírle las gracias cuando usa pequeñas mentiras incluso jugando. Decir la verdad es un hábito y como todos se ha de enseñar.
– Muestra interés por las cosas que le interesan a él, esto ayuda a que mejorar la relación y a sentirse comprendido por los padres. Les ayuda a decir la verdad, ya que no se siente juzgado