– Una formación como padres, acudiendo a la escuela de padres del colegio de los niños o bien apuntándose a algún curso, bien presencial o bien on line, ayuda a unificar criterios y facilita ir a la una. Por supuesto a estos cursos han de ir padre y madre juntos.
– No discutir en presencia del hijo, en algunos casos les hace sentir culpables y en otros pueden usarlo para conseguir aquello que quieren.
– No culpabilizar a los hijos de las discusiones con tu cónyuge, aunque la razón de la discusión sea por algún motivo relacionado con el niño, él no es el culpable del desacuerdo de los padres.
– Antes de establecer las normas para los hijos, háblalo con tu pareja y llega a acuerdos para ir a la una. Recuerda que negociar es ceder y sobretodo te has de olvidar del orgullo. El objetivo es conseguir lo mejor para el hijo.
– Siempre que se pongan normas, se han de indicar también qué consecuencias tendrá el incumplimiento de esas normas. Así, sí se salta alguna, se aplica la consecuencia y se evitan discusiones.
– No criticar al otro progenitor en presencia de los niños. La idea es que vea a los padres como un equipo que van a la una. Recordad que los hijos hacen lo que ven y asimilará normal criticar a otras personas. Además se le quita la autoridad al cónyuge, por lo que le será más difícil que el hijo le respete.
– No desautorizar al padre o madre en presencia del hijo o hija. Se le está quitando una autoridad que se va a necesitar en la educación de los hijos.