Las estadísticas hablan de demasiado fracaso escolar, pero salvo trastornos de aprendizaje, el problema suele residir en la falta de hábitos de estudio. Este fracaso escolar se gesta en primaria y se manifiesta en educación secundaria. Se habla mucho de la falta de motivación de los jóvenes en la sociedad actual, pero es normal si pensamos en lo poco que les cuesta obtener lo que desean. Es difícil para unos padres conseguir que los niños se esfuercen cuando hoy tienen todo a un golpe de click o simplemente con pedirlo. Se les resuelven muchos de sus problemas y se valoran ante todo los resultados. Así que nos enfrentamos a dos problemas, el de que se ponga a estudiar y sobre todo el que sepa estudiar.
Estudiar requiere una serie de hábitos que se han de inculcar desde pequeños. Si los padres solo se preocupan de las notas, es posible que estas sean buenas, simplemente con hacer los deberes en el último momento y estudiar el día antes del examen. Pero en función de la capacidad del niño o niña, esto se acaba antes o después, y es cuando comienza a suspender. Como no tiene los hábitos de estudio adquiridos, le es muy difícil poner los medios para aprobar y tendremos un caso de fracaso escolar y puede acabar minando la autoestima del chico o chica. Lo mejor es comenzar a poner una rutina de estudio desde la primaria y sobre todo adaptada a la edad de la niña o el niño ya que si adquiere este hábito, los resultados vienen por el tiempo dedicado y sabe que para aprobar hace falta dedicar ese tiempo. Por lo que además de conseguir buenos resultados, se sentirá bien consigo mismo por haberse esforzado para obtenerlos. Con esfuerzo se puede conseguir lo que uno se proponga.
Enseñar a estudiar a tu hijo es relativamente fácil si tenemos en cuenta una serie de cuestiones. Lo primero es buscar un lugar fijo para el estudio y fuera de distracciones como la televisión, música o cualquier otro tipo de ruidos. Además, si tiene móvil, no lo debe de tener al lado. La tentación es grande y seguramente lo usará. Para comenzar, lo primero es enseñarle a organizarse. Simplemente ayudarle cuando llegue a casa, mirando su agenda y haciendo que se distribuya los deberes y estudio que tiene. Lo mejor es hacer primero los deberes y luego ponerse a estudiar. Aunque es bueno que se comience por lo que menos le guste y termine por lo que más. Está más cansado y le costará más concentrarse, pero si le gusta lo que estudia, le será más fácil. Una vez distribuidas las faenas, es bueno que lo haga solo y si necesita ayuda para algo, se le ayuda puntualmente.
Una vez comience, lo mejor es hacer una primera lectura para ponerse al tanto del tema y de las ideas principales y después hay que hacer una segunda lectura comprensiva. Te has de asegurar de que entiende lo que va a estudiar. A continuación abogamos por hacer un esquema con los conceptos más importantes. Solamente el nombre de los títulos y subtítulos del libro y a continuación que los memorice. Otra lectura al tema y que complete el esquema con los datos más importantes de cada subtitulo y lo estudie hasta que memorice el esquema. Una vez memorizado, se lee dos veces el tema en el libro y ya tenemos la lección aprendida y con un método que le resultará fácil de aplicar. Una de las ventajas que tiene este método es que ha de seguir unos pasos, estos ayudan a pautarse lo que ha de hacer. Además los padres pueden estar supervisando paso a paso, en caso de que el chico no tenga el hábito de ponerse a estudiar un tema de un tirón, ya que se suelen rendir o desconcentrarse. Cada paso de estos, es un objetivo a corto plazo, fácil de cumplir.
CLAVES
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