– Es mejor valorar el esfuerzo que el resultado. Aprenderán a esforzarse para conseguir lo que se propongan, con la consiguiente sensación de autosuficiencia.
– Nunca se les ha de etiquetar, ni recriminar. Si a un niño le dices que es un vago porque no aprueba, el mismo se sentirá incapaz de aprobar porque se creerá que es vago. Es mejor hacer crítica constructiva, ayudándole a ponerse a hacer sus tareas.
– Tenemos que hacer de los hijos unas personas que crean en si mismas. Hay que felicitarles por ser buenas personas y que les queremos por eso y otros valores, y no por ser mejores que nadie. No nos podemos cansar de hacerlo.
– Tenemos que estar muy atentos a como se comportan ante sus dificultades. Si es de forma negativa, les hemos de dar pequeñas pautas para que las puedan solucionar ellos mismos. Esto hará que el sentimiento de autoeficacia sea muy elevado. Este sentimiento es primo hermano de la autoestima.