– Enseña a tu hijo a esforzarse. Para ello valora su trabajo diario en vez de los resultados. Seguro que si lo haces, estos llegarán.
– No justifiques las malas notas de tu hijo en alguna asignatura con: es que no se le da bien. Esto le permite rendirse ante esta y es algo que hará durante toda su vida en circunstancias similares. Ayúdale a superarla.
– Si tu hijo tiene un trastorno de aprendizaje, valóralo y busca los recursos necesarios para que se forme lo mejor posible. En el centro educativo te harán una adaptación curricular, pero sobre esta se ha de posicionar para aprobar.
– Aunque no creas en las notas o en el sistema educativo, no lo comentes delante de tu hijo. Le estás dando permiso involuntario para que justifique, si los tiene, los malos resultados académicos.
– Prioriza en casa lo que aprende tu hijo. Dale importancia y sobre todo valóralo. El lo interiorizará e intentará seguir aprendiendo más.
– No compares los resultados académicos de tu hijo o hija con los de otros compañeros, hermanos o cualquier otro conocido del niño. Esto hará que si no los consigue se sienta frustrado y lo más importante, que le baje la autoestima.
– Cuando te entregue el boletín, da más importancia a los comentarios que hacen los profesores que a las calificaciones numéricas. Así podrás ayudar a tu hijo en lo que necesita mejorar y valorar lo que le va bien o ha mejorado.
– No castigues por suspender, ni premies por aprobar. Si es lo primero busca soluciones y si es lo segundo reconóceselo, pero recuerda que es su responsabilidad.