El sistema educativo está diseñado para que, si un niño o niña lo sigue hasta el final, acabará siendo profesor universitario. ¿Y los que no siguen? Hay un alto porcentaje de fracaso escolar, sin contar que el nivel de exigencia en muchos colegios e institutos ha bajado hasta niveles insospechados. Y hemos de decir que el fracaso escolar se gesta en primaria, y se manifiesta en secundaria.
Hay que dar una solución para este fracaso escolar, pero lo que no se debe hacer es etiquetar de vagos a los niños que suspenden. Si un niño tiene problemas en el colegio, no quiere ir o le cuesta hacer los deberes. Algo pasa.
Descartemos cualquier trastorno de aprendizaje o cualquier otro problema que influya en el rendimiento académico y a ponerse manos a la obra como padres. Un valor que se ha de enseñar es el esfuerzo, imprescindible. Y luego valorar el talento. A lo mejor tu hijo le gusta ser músico, artista o pintor… mecánico, taxista. Es igual, si se esfuerza y le gusta puede llegar muy lejos.
Todos somos superdotados para algo, pero si juzgas a un pez por su capacidad de trepar a un árbol se creerá un inutil para toda la vida.