– Cuando los hijos son pequeños, les hemos de enseñar a resolver los conflictos con amigos, no se los hemos de resolver nosotros.
– Los niños son los que tienen que escoger a sus amigos, que en muchas ocasiones no serán los hijos de nuestros amigos.
– En la adolescencia nuestros hijos eligen a los amigos, aunque no nos gusten, no hemos de criticarlos ni de meternos con ellos. En la mayoría de los casos no son un peligro para nuestros hijos.
– Nosotros podemos dar nuestra opinión como padres y entender que a ellos no les guste.
– Se ha de estar preparado para escuchar cosas que no nos gustan, pero hemos de dejar que aprendan por ellos mismos.
– Los adolescentes tienen la necesidad de pertenecer a un grupo, ellos lo eligen y los amigos no suelen ser los culpables de los cambios de nuestros hijos. En vez de juzgar, pensar porque nuestro hijo ha elegido ese grupo. Quizá desde ese punto de vista lo podamos aceptar aunque no nos guste demasiado.
– Solamente debemos actuar cuando consideremos que la relación con los amigos puede resultar peligrosa para los hijos.